Levantarse para hacer fotos al amanecer cuesta mucho. Más aún cuando la noche anterior apenas has podido dormir porque te has acostado tarde para hacer fotos a las estrellas y a unos sapos. El viento no ha dejado de soplar en toda la noche, de tal manera que la tela de la tienda de campaña te golpea en la cara y apenas te deja dormir 2 horas.
Por suerte, estas cosas no las suelo hacer solo y siempre voy acompañado de amigos. En esta caso de Iván y de Enrique, lo que hace que aunque estés cansado te levantes para no parecer el más perezoso de los 3.
Pero cuando te levantas medio dormido coges la cámara y empiezas a buscar encuadres y el cielo se pinta cómo te interesa… Todo ese sueño desaparece y empiezas a entender cuál es la razón por la que pasas frío y sueño para hacer una foto.
Los ibones del Anayet es una de esas rutas sencillas que en un par de horas te plantas en ellos. Si os pilla de paso deberías pensar en subir y si más se las condiciones climáticas os permiten disfrutar de un bonito amanecer o atardecer allí.
Resulta curioso que os hable de los ibones y que os muestre este «riachuelillo» que no es otro, que el río de la Canal Roya en su nacimiento. Pero este encuadre con el Midi d’Ossau me resulto muy interesante. La verdad es que las vistas desde cualquiera de los ibones con el reflejo del pico merecen mucho la pena, ya que ese pico es muy atractivo visualmente.
Cómo hice la foto
En esta imagen busqué crear algo de dinamismo, para ello trabajé con la velocidad de exposición. En lugar de hacer una exposición muy corta, donde las gotas que saltan quedan completamente congeladas o una muy larga gracias al uso de un filtro de densidad neutra, opte por hacer una toma de poco más de segundo de exposición.
Cuando disparas con una velocidad entre un o y dos segundos de exposición consigues que las gotas tengan esos trazos de la imagen aportando gran movimiento a la escena.
El resto de la imagen fue buscar un encuadre llamativo aprovechando el momento de luz que tuvimos.
Nos vemos en unos días. Sed felices!