Hoy le toca el turno a una foto de la última sesión antes de que el coronavirus cambiase nuestras vidas.
Tras no sé cuántos meses de haber descubierto el cacharrín, por fin pusimos una fecha para acércanos a él Laura y yo. El coche se encuentra en medio de una plantación de almendros. Por fechas, los árboles se iban a encontrar repletos de flores blancas. Así que era el mejor momento para ir a hacerle fotos.
Cuando íbamos de camino al coche, los almendros que vimos, estaban muy bien de flores lo que cabía indicar que íbamos a tener suerte. Llegamos un poco tarde, ya se había hecho de noche y nos costó un poco llegar hasta el coche. Esto no es muy recomendable, pero bueno, y menos cuando ninguno habíamos estado allí. Tocaba hacer el trabajo que se hace por el día a la luz de la Luna. Por suerte ya son unos cuántos años haciendo fotos nocturnas y ya no se tienen los miedos iniciales.
Sobre la foto
Como suele suceder tocaba cambiar el chip y hacer fotos que no iban a quedar como estaban ideadas. La planificación era un coche con un color amarillo deslucido, en el que unos almendros en flor nos darían un fondo blanco-rosáceo envolviéndolo hasta el cielo.
Pero como podéis ver, estos almendros apenas estaban en flor, la mayoría de sus ramas estaban secas. Quizás lleven sin cuidarlo tantos años como el coche abandonado allí.
Lo primero que había que hacer era buscar encuadres llamativos del coche. Esta vista frontal tenía claro que iba a caer porque gracias a ellas conseguimos que parezca que el coche tiene muchísimo volumen.
Para que destacase el coche, y teniendo en cuenta la luna llena, optamos por dejar una escena muy oscura. El color de cielo iba a hacer que el color del coche destacase mucho.
Para darle el toque definitivo había que aplicarle luz a la fotografía. Empezamos iluminando de manera cenital el vehículo y algo de luz residual a la escena para poder meterlo en contexto.
Para darle otro toque, colocamos una linterna en el interior del vehículo y usamos otra del mismo tono para iluminar los faros y simular que estaban encendidos.
Sobre el frío, los perros ladrando y otras anécdotas del cochecito, en otra entrada.
Nos vemos en unos días. Sed felices!